La autora de este artículo, Angélica Rascón, fue parte de nuestro equipo de pasantes en 2021 y aportó mucho en diferentes proyectos, especialmente al sur de Tucson. Se graduó de la Universidad de Arizona con una Maestría en Agua, Sociedad y Política; y aqui nos platica en este escrito lo que significa el monzón para ella y quienes la rodean.
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El Monzón
En el contexto de la lluvia, cada verano del 15 de junio al 30 de septiembre, la ciudad de Tucson presencia una de las temporadas más esperadas por sus residentes, la temporada del Monzón o de las Aguas. El monzón de Arizona es parte del monzón de América del Norte, que aborda la Costa Oeste de México y el Desierto del Sudoeste de Estados Unidos. A inicios de junio, las altas temperaturas del Desierto Sonorense y México aumentan la presión atmosférica y unen los vientos del Golfo de México y Pacifico Oriental. Estos vientos transportan la humedad de estos océanos por cerros, montañas y valles hasta llegar al Desierto Sonorense y a nuestra ciudad de Tucson.
El Espíritu de la Lluvia
Podemos sentir la inmensa fuerza de la lluvia al escuchar su furor en una tarde de verano, sentir su dulce chispa al deslizarse entre los dedos de nuestras manos. Al escuchar el agua chapotear en los charcos del suelo nos transporta a nuestro pueblo mágico, nuestras raíces y cultura, donde los niños son felices y las risas son el reflejo más puro de la vida. La lluvia nos conecta de una manera armónica como un director musical dirigiendo nuestros sentimientos al sonido de su voz, 'plic, plac', 'glu, glu', 'chop, chop', 'chu, chu, chu. Este es el sonido de la lluvia - que escribe la historia de todos nosotros en nuestra comunidad, que de una manera u otra este pasado 2021, sus aguas nos envolvieron en un conjunto de emociones, nostalgia – paz – alegría – e incluso en algunas ocasiones caos al alterar nuestra rutina o causar daños a nuestras viviendas o cultivos, que al mismo tiempo es beneficio para nuestra naturaleza recargando acuíferos y dando vida al monte que nos rodea. Curiosamente, los residentes de Tucson esperan ansiosamente el comienzo de las lluvias, al igual que muchos esperan la celebración navideña. Las emociones y sentimientos asociados a la navidad son similares a la lluvia. Puedes sentir a principios de junio la emoción de las personas y la expectativa que este fenómeno crea. Se dice que en el Desierto Sonorense tenemos dos veranos – antes y después del monzón. Más o menos esta es la cronología de las lluvias en nuestra región:
Las lluvias de verano e invierno.
1. Mayo-24 de junio: Primer verano antes de las lluvias.
2. Junio-septiembre: lluvia de verano – Monzón, nuestro segundo verano.
3. Noviembre-marzo: lluvias de invierno o Equipatas.
Las Aguas del 2021
Sin duda, la ciudad de Tucson fue testigo de una de las temporadas de monzones con más lluvia registrada en los últimos 57 años. Gracias a las lluvias, nuestro desierto se convirtió en una selva frondosa resaltando su gran diversidad ecológica. Desde 1894, julio fue el mes más húmedo con un registro de 8.06 pulgadas de lluvia. A causa del aumento de esta humedad pudiste sentir la cantidad de mosquitos en los brazos y piernas. Y los insectos, mariposas y palomillas se reprodujeron en cantidades récord – además de las condiciones favorables como plantas verdes para su alimentación. Los cambios que trajeron las aguas del 2021 no sólo beneficiaron nuestro sistema ecológico, sino que además causaron cambios positivos en nuestra salud mental. Pudimos ver a los tucsonenses con una cara de felicidad por este gran verano llovedor ya que gran cantidad de nuestro estado de ánimo depende de nuestro entorno natural. Lo que vemos, oímos y sentimos causan una sensación de felicidad y bienestar. Según los investigadores tu salud mental depende del arbolito que ves por tu ventana cada mañana, de los arbustos verdes que sientes al caminar y al respirar su agradable aroma por el jardín o la lluvia que escuchas caer en el techo de tu casa. El color verde de las plantas nos infunde serenidad, el sonido de la lluvia similar al “ruido blanco” nos relaja y el aroma de las “gobernadoras” que le dan ese distintivo único al Desierto Sonorenses mojado, tranquiliza nuestra mente.
La Ciudad Natural
Nuestros antepasados dependían en gran medida de los recursos naturales de nuestra región para su desarrollo y crecimiento. Los ríos, tales como el Río Santa Cruz donde se origina nuestra ciudad de Tucson “bajo la montaña negra”, proveían alimentos, así como refugio para animales y plantas silvestres, fomentaban y fortalecían a las familias Nativas de la región. Para los Nativos, la tierra era sagrada y poseía una identidad propia. Por ello, familias enteras se asentaban a la orilla del río donde la vida corría y daba forma al sistema socio-ecológico de la comunidad. Sin embargo, conforme las familias iban enumerándose y nuevas culturas y asentamientos llegaban en busca de desarrollo económico, la demanda por los recursos naturales en la comunidad de Tucson fue mayor. Debido a que el agua era vital para la agricultura, minería e industrias de esta comunidad, el sobre uso sin medida del agua causó grandes estragos en el acuífero y en los ríos. Desafortunadamente, 100 años después, las secuelas se están sintiendo por toda la ciudad. Desafíos por restablecer la vida ecológica de los ríos y la necesidad por construir más viviendas al mismo tiempo que estamos viendo cambios climáticos hacen que organizaciones e instituciones busquen soluciones sostenibles para el futuro de esta ciudad. No solo el ambiente será afectado, también nuestro crecimiento económico-social. De cómo sigamos desarrollando nuestra ciudad, será nuestro estado de salud y bienestar.
Sin embargo, hay esperanza para la ciudad de Tucson, avances en tecnología, innovaciones y adaptaciones nos permiten cambiar malos hábitos por buenos. A través de programas de educación, programas comunitarios, para informar a la comunidad, programas de fondos gubernamentales e incentivos podemos hacer progreso. Algunos de esos cambios en la mira son el uso de transporte ecológico en nuestras carreteras, el uso de paneles solares en viviendas y negocios, sistemas de colección-cosecha de lluvia en la ciudad tales como diseño paisajístico, pavimentación permeable, plantas y árboles que ayuden a la evapotranspiración y la calidad del aire y la infraestructura verde en nuestras calles. Además de crear nuevos ambientes verdes como terrazas verdes, y sin duda integrar la inteligencia y adaptabilidad de las culturas nativas que conocen la historia de esta tierra. Tomando conciencia de incluir la naturaleza en nuestra planificación urbana, sabiendo que el ser humano depende de los ríos, de su ambiente natural, y estos lugares que traen más que estético, un valor sentimental y de identidad a la tierra de nuestros antepasados y de nuestras generaciones futuras.
La Voz del Pueblo
Platicando con mi familia, pude darme cuenta de la importancia de la lluvia, que como riega la tierra y la hace brotar plantas de brillantes coloridos, produciendo en nosotros alegría, asimismo va cambiando nuestras emociones. Recuerdo haber escuchado a mis papas comentar del cambio sorprendente que había tomado el cerro de la “A”, un cerro histórico localizado en el centro de la ciudad, a la vista de los conductores que manejan por las carreteras I-10 / I-19. El cerro mejor conocido por sus colores café-crema, ahora estaba verde-brillante. Me sorprendió ver las reacciones de mis familiares que hasta incluso fueron de paseo a nadar a Sabino. Me di a la tarea de buscar que pensaban mis amigos cercanos sobre la lluvia. Formulé una serie de preguntas y encontré que al 80% de los encuestados, la lluvia les provoca una sensación de alegría, armonía interior, y refrigerio. Curiosamente, el factor común entre los encuestados son las memorias de la infancia que surgen a través de un día lluvioso y nublado. Memorias tales como “jugar en los charcos” “jugar en la cancha de beisbol” “sentir el lodo en los pies” “oler las plantas” y “escuchar las risas de los amigos.” Asimismo, solo el 20% indicó que al escuchar el sonido fuerte de la lluvia les infunde miedo. Este mismo 20% mencionó haber crecido en un área propensa a tormentas e inundaciones. También, la mayoría relacionó como algo positivo y beneficioso el resultado de las lluvias, vieron mejoramiento en la vida de sus plantas, cultivos y uno relacionó al agua como la “medicina curativa para las personas y el medio ambiente” Cabe mencionar, que la mayoría incluso mencionó que a pesar de los mosquitos e insectos que trajeron las lluvias, prefieren la lluvia y que están conscientes de la importancia que estos mosquitos tienen en el sistema ecológico. Únicamente aquellos que mencionaron asociar a la lluvia con una sensación de temor, dijo haber preferido no llovido para que no hubiera tantos mosquitos. Sin duda, la relación humana con la lluvia está asociada con las emociones que esta produce en nosotros sea positivo o negativo. También, realicé esta misma encuesta a Tito Romero, uno de los fundadores de Flowers & Bullets. El me dio a conocer que realmente la lluvia beneficia a la ciudad a pesar de los mosquitos que vinieron después. El recuerda con mucha nostalgia su niñez y los días de campo lluviosos. Por estas experiencias que tuvo en su infancia con el medio ambiente pudo crear una apreciación por las plantas. El cree firmemente que es transcendental reconectar nuestra ciudad a sus raíces ambientales a través de la lluvia y programas educativos que aportan a la lucha por cosechar el agua, organizaciones tales como el Watershed Management Group y Flowers & Bullets entre otras hacen esto posible. ¡¡¡Que llueva!!!
Créditos fotográficos:
Mountain View "Cortesía del Residente de Tucson, George Mungia"
A Mountain "Cortesía del Residente de Tucson, Betty-Jo Salinas"
City of Tucson View "Cortesía del Residente de Tucson, Mic Solo Studios"